Mosaico En su taller textil casero en El Mejay, Trinidad González, de 55 años, y su madre, Martina Cruz, mantienen viva una ancestral trad...
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En su taller textil casero en El Mejay, Trinidad González, de 55 años, y su madre, Martina Cruz, mantienen viva una ancestral tradición: el telar de cintura. Desde este rincón en el estado de Hidalgo, estas artesanas confeccionan los trajes indígenas que visten las principales candidatas a la presidencia de México, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.
"Queremos que estas prendas no sean solo un accesorio de campaña o una forma de llamar la atención", dice Trinidad a la AFP, subrayando la importancia cultural detrás de estas vestimentas.
La campaña electoral rumbo a las elecciones del 2 de junio se ha visto marcada por la exhibición de deslumbrantes telas confeccionadas de manera artesanal y bordados coloridos.
Gálvez, exsenadora de centro-derecha y de origen indígena, ha llevado estas prendas desde que incursionó en la política en 2000, optando por cortes originales de líneas rectas y amplias. Por su parte, Sheinbaum, exalcaldesa de Ciudad de México y rival de Gálvez en la contienda, ha adoptado también estos textiles en diseños más ajustados en tiempos recientes.
"Es muy positivo que los textiles mexicanos estén en el centro de la atención política para que los ciudadanos puedan apreciarlos más", comenta la antropóloga Marta Turok.
Sin embargo, este despliegue también forma parte del "juego electoral", donde la identificación del electorado con las candidatas puede influir en los resultados, según Andrés Vidal, experto en antropología social.
Martina Cruz, a sus 83 años, continúa tejiendo los magníficos textiles por los que es reconocida internacionalmente. Ella celebra que estas creaciones estén destacando en la contienda electoral, especialmente a través de Gálvez, también oriunda de Hidalgo y con raíces en la etnia hñahñu.
Pero, a pesar del protagonismo de estas prendas, Martina se mantiene neutral en términos políticos. "A mí no me cae mal nadie", afirma mientras trabaja en una prenda cuya fabricación puede tomar hasta ocho meses y venderse por alrededor de 1,000 dólares.
El uso político de las vestimentas indígenas no es nuevo. Turok menciona que Frida Kahlo fue pionera en llevar este tipo de prendas, mientras que en la esfera política, María Esther Zuno, esposa del expresidente Luis Echeverría (1970-1976), fue una de las primeras en hacerlo.
El desfile de prendas en la campaña electoral ha suscitado preguntas sobre la apropiación cultural con fines políticos. Sin embargo, expertos como Turok argumentan que esto no necesariamente constituye una apropiación indebida, sino más bien una forma de celebrar y promover la riqueza cultural de México.
En medio de esta contienda política, el prestigio de los textiles mexicanos ha llegado incluso a ser objeto de plagio por parte de grandes casas de moda internacionales, según el gobierno mexicano, que ha entablado querellas legales contra algunas firmas conocidas.
Este desfile de moda electoral ha atraído nuevas clientas a las tiendas de artesanías mexicanas, como la de Alfonso Girón en un mercado capitalino, donde cada huipil es único y codiciado por su autenticidad y belleza artesanal.
Fuente: Excelsior